¡Ay con las mamis!

Hace un tiempo, antes de convertirme en  madre de una niña que va al jardín, escribí algo en relación a las mamis. 
Hoy, siendo parte de ese mundo, habiendo sucumbido al famoso grupo de Wassap que toda mami debe tener y después de que una mami me bautizó como "Madre relajada" , me veo en la obligación de publicar esto por acá porque sostengo todas y cada de una de las palabras que escribí en aquella oportunidad.
Solo modificaría eso de atropellar a las mamis en la puerta del jardín porque puede que, si alguno me hace caso,  mi vida corra serio peligro. Y porque, además, la mayoría de las mamás que conozco en el jardín no son mamis. 
Y me caen bien. 
Dicho esto, comparto el texto. 
¡Dios nos salve de las mamis"! 

Lo tengo que decir de una vez por todas: odio a las mamis.  Las detesto. Me molestan.
A las madres les tengo un poco de miedo, yo qué sé. "Soy tu madre". "Porque te lo digo yo que soy tu madre". "Respetarás a tu padre y a tu madre". "Madre hay una sola".
 Si me preguntan, todas esas son frases bastante aterradoras. 
Las madres me asustan un poco, pero no las odio. Para nada. 
Las mamitas, en cambio, me causan ternura o alegría: depende. "Quiero a mi mamita", me da ternura. A veces cierta nostalgia. "Mamita te parto en ocho", en cambio, me da alegría. Y no hay violencia de género que valga. A todas, incluso a las mamis, nos gusta que nos partan en ocho cada tanto. 
Mamá me recuerda el hogar, la infancia, la sopa, la mano fresca en la cara cuando subía la fiebre, el refugio donde esconderse cuando lo único que se nos ocurría decir era "se lo voy a contar a mi mamá".
Má es mi adolescencia. Mi forma de manipular cuando pedía permiso, mi palabra mágica cuando necesitaba algo. Má es mi vieja. Má es mi palabra favorita. 
Pero Mami no. 
Mami consigue que unas desconocidas ganas de estrangular aparezcan en mi manos. Mami logra que  el término pelotuda se me atore en la garganta. Mami convierte a Boluda Total sea un premio Nobel. Y cuando es en plural... ¡Cuándo es en plural! ¿Qué decir? Ahí quiero salir con el auto acelerado a fondo y pararme en la puerta de un jardín de infantes y jugar a un bowling donde ellas son los pinos y mi auto la bola. 
Cuando veo a las mamis armando grupos de wassap quiero destruir las redes sociales. Cuando se consultan hasta cuál es el modo más didáctico de hacer un bonete de cartulina, me dan ganas de entrar con una agujereadora y hacerles una lobotomía con un método nada didáctico. 
¿No se dan cuenta de que cuando una mujer se convierte en mami acaba por cagarle la cabeza a su hijo para siempre? Y después me doy cuenta de que no, no se dan cuenta. ¡Justamente porque son mamis!
Así que mujeres amigas: por el bien de sus hijos y de la sociedad toda ¡no sean mamis! Sean mamás, sean viejas, incluso si quieren sean madres (porque en las madres hay mucha abnegación, no lo vamos a negar), pero no sean mamis. 
Má no van a ser nunca. 
Má, hay una sola.
Y es la mía. 

  

Comentarios

Entradas populares de este blog

FELIZ 2024

Calma chicha

Top Gun Maverick. ¿Quién dijo que las segundas partes no son buenas?